Seguimos con los relatos de nuestros viajes a Japón. Aunque lo primero es lo primero. Todos resolvisteis el acertijo de ver, oír y callar, pero el más veloz fue JoCkEy. Enhorabuena!!!
Nikko es una verdadera maravilla para el cuerpo y para el alma. Está ubicado a unos 130 kilómetros de Tokio, y es una de las visitas imprescindibles si tenéis pensado estar unos días en la capital de Japón. Nosotros tuvimos la gran suerte de coincidir con un matsuri en el que desfilaba muchísima gente vestida de samurai, aunque me parece que no es de los más espectaculares del país.
La bienvenida que otorga Nikko a los viajeros es realmente espectacular. Nada más llegar ves muchas casas antiguas y el formidable Shin-Kyo o puente sagrado. Es de foto obligatoria. Luego está lleno de templos y santuarios muy bien conservados y que merecen una parada. Sin ir más lejos, tras atravesar un pequeño bosque y subir unas cuantas escaleras, tenemos el templo de Rinno-ji, famoso por sus tres budas gigantes.
Pero el más célebre de todos es el fantástico santuario de Tosho-gu, imprescindible en los viajes a Japón. Se trata de uno de esos complejos antiguos, solemnes y cargados de historia que recuerdas toda la vida. Su grandiosidad se debe a que cuando murió el gran shogun Tokugawa Ieyasu en 1616, Nikko fue escogida para albergar su mausoleo. Sin embargo, fue su nieto Iemitsu el que llevó a cabo tan majestuoso santuario.
Aunque un poco recargado, es impresionante ver como se trabajó la madera y como se empleó el pan de oro para darle más nobleza al santuario de Tosho-gu. Tiene todos los elementos que lo convierten en sagrado y en un lugar muy venerado por los japoneses. Los torii, la pagoda de cinco plantas, los almacenes, los establos y un paraje tan hermoso, convierten esta zona un auténtico paraíso terrenal.
No obstante, debéis hacer un ejercicio de imaginación y fortaleza mental para olvidaros de los muchísimos turistas que rondan la zona. Es importante que os centréis en los detalles. Si lo hacéis, podréis disfrutar de los imponentes guardianes, de las aves y criaturas mitológicas, de las inmensas y robustas puertas, de columnatas esculpidas, y por supuesto, de los tres monos que no ven, no oyen y no hablan. Estos simpáticos simios de la famosa moraleja se han convertido en el símbolo de Nikko.
Si a este postre le quieres añadir el paisaje de montaña, los lagos y las aguas termales tienes una combinación perfecta para una visita cargada de espiritualidad y sosiego. Si el tiempo y los turistas no lo impiden. Una pena que por aquel entonces no dispusiera de mi Nikon D60 y de un poco más de experiencia con las cámaras, porque las fotos que hice aquel día no hacen justicia a la belleza de Nikko.
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@enekochan, es un gran lugar, sin duda. Tiene la ventaja de que está muy cerquita de Tokyo y en el mismo día puedes ir y volver. Seguro que no te arrepientes.
Hace poco he empezado a seleccionar sitios para el viaje a Japón de este verano y Nikko está en primera posición 🙂
Estoy al 100% contigo JoCkEy, aunque yo añadiría Miyajima 😉
Prognatis: Yo fui en primavera a primeros de abril y hacia un frio del carajo, al subir a ver las cataratas Chuzenji nos encontramos con todo nevado, fue una pasada!!
Para mi junto con Nara uno de los destinos obligados si vas a Japón.
Saludos!
@Chiqui, debe ser muy bonito visitar Nikko con un poco más de frío. Las hojas de los árboles estarán completamente rojas, y quien sabe, a lo mejor nieva. Nosotros fuimos en octubre, pero todavía hacía mucho calor. Ya nos contarás 😉
Allí me quiero ir la semana que viene aprovechando la visita de mi hermana. Ya os contaré como nos va!
Saludos!