Tras unos días muy intensos en Oslo, el siguiente destino de nuestro viaje a Noruega eran los míticos fiordos occidentales. Los paisajes que contemplaríamos en los días venideros son dignos de las mejores epopeyas vikingas, pero vayamos por partes, pues todas las historias tienen un inicio. Nuestro punto de partida para conocer los fiordos noruegos fue la preciosa ciudad costera de Stavanger.
En todas las guías de viajes a Noruega que había leído sobre Stavanger decía que era, probablemente, la ciudad más animada del país. ¿En qué se basarían los autores de las guías para lanzar tales afirmaciones? ¿En la actividad cultural? ¿En el número de cervezas que se beben sus vecinos? ¿En los decibelios de los cd’s de los coches? Nos habíamos propuesto averiguarlo.
Nuestro hotel estaba a menos de cinco minutos del puerto y del centro así que pronto decidimos abandonarlo con aires detectivescos. Además, el vuelo desde Oslo había sido agradable, pero empezábamos a tener hambre y no sabíamos cómo saciarla. Eran casi las siete de la tarde.
Descendiendo por una calle empinada empezamos a ver una multitud increíble de gente. Primera pista. Eran todos muy jóvenes, pero no me cuadraba la edad porque de fondo escuchaba música country. «¿Qué rara es la juventud noruega, no es esta la cuna del black metal?»
Lo que en un principio nos parecía un pueril macrobotellón empezó a tornarse en el centro del universo. Parecía que todo el mundo se había teletransportado aquel día en Stavanger. Segunda pista. Ríos y ríos de gente fluían por las dos partes de aquel peculiar puerto en forma de v. El escenario era muy pintoresco gracias a que estaba dibujado con hermosas casitas de colores y decenas de puestecitos por tierra, mar y aire. «Pues sí que es una ciudad animada, sí».
¿Y qué hacían allí cientos y cientos de personas? Pues básicamente comer, beber, bailar y reírse, menudo ambientazo. Tras nuestras pesquisas descubrimos que se trataba de una festival gastronómico de comidas del mundo llamado Gladmat y que a todas luces parecía uno de los más importantes de Noruega.
Vecinos de Stavanger y forasteros iban revoloteando de un puesto de comida a otro intentando satisfacer su curiosidad gastronómica, así que nosotros no íbamos a ser menos. Comida mexicana, hindú, española, francesa, africana, asiática… y por supuesto de Noruega. La amalgama de olores, sabores, colores y sonidos era sencillamente fascinante. Menuda sorpresa nos acababa de dar la «animada» Stavanger.
Como nuestro estómago nos había avisado varias veces, decidimos dejar las visitas para otro día y aplicar aquello de donde fueres haz lo que vieres. Sorpresas te dan los viajes. Cerveza y comida en mano, nos sentamos a escuchar al grupo de veteranos que en esos momentos tocaba country sobre el escenario. Es probablemente uno de los estilos que menos nos gusta, pero en aquel contexto hicimos de tripas corazón. ¿No podía ser todo perfecto, verdad?
¡Qué envidia Pau! Que buena pinta tiene ese viaje: festivales, comidas, fiordos…. os lo tuvisteis que pasar genial! A ver si tengo la suerte de ir a conocerla este verano, aunque es bastante cara, ¿no? :S
Un abrazo!
Bienvenida a ‘el pachinko’ Laura. Noruega es bastante caro en comparación a otros países, pero merece muchísimo la pena 😉
[…] llegas a una ciudad como Stavanger y te sorprende con el mayor festival gastronómico de Noruega lo primero que haces es esbozar una sonrisa. Lo pasamos en grande entre puestecillo y puestecillo, […]
[…] nos había recibido con la sorpresa del Gladmat, pero teníamos ganas de encontrar algo auténtico, un lugar acogedor donde suele ir la gente local […]
fiessssshhhta!!!! xD
Que buena pinta la comida 😛
Sí, el ambiente, los olores, la comida… la cerveza jejeje
@Elisa, no sé como será el resto del año, pero tuvimos la gran suerte de que nos topáramos con aquel festival.
Realmente parece una ciudad muy animada, que no conocía.
Es menester…. agendarla:)
Saludos
Elisa, en Argentina
@Víctor, jajaja la verdad es que a mí también me ha entrado hambre de recordarlo. Sorpresas que te dan los viajes.
Envidia, envidia, envidia… Con lo buen comedor y bebedor que soy… me tendrían que pasar estas cosas a mi! jejeje… y yo leyendo esto ahora con el hambre que tengo…
@Chiqui, tres días a tope, no te puedes imaginar las colas que había en los cajeros automáticos para sacar cash y poder comprar en los puestecitos.
Lo que llama una fiesta….ahí y en Lima! joder qué hambre tengo hoy :S
Información Bitacoras.com…
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