El Ayuntamiento de Oslo u Oslo Rådhus se vuelve en el centro de todas las miradas cada 10 de diciembre. Los focos y cámaras se mezclan con los esmóquines y vestidos de noche que tienen el honor de asistir a la entrega del Premio Nobel de la Paz.
Con semejante carta de presentación no podíamos perder la ocasión de recorrer sus elegantes salones y comprobar in situ si el lugar es tan imponente como parece desde el salón de casa.
Llegar hasta el Ayuntamiento de Oslo no es nada complicado, pues está muy cerquita de la popular arteria de la ciudad, la célebre Karl Johans Gate. También pasaréis por allí si queréis tomar el ferry que os acerque hasta la península de Bygdøy. Entrar vale pasta, pero con el Oslo Pass no pagamos nada.
Lo primero que nos llamó la atención del Ayuntamiento de Oslo es su sobriedad exterior, si me pongo más puntilloso diría que es un edificio bastante feo. Dos torres rectangulares cubiertas de ladrillos rojos tienen la culpa de esta sensación de frialdad.
No obstante, y conforme te vas sacudiendo las impresiones preliminares, vas atisbando un gran número de detalles interesantes. Si volvemos a mirar la fachada que antes nos había horrorizado, encontramos un reloj realmente interesante. Las puertas y ventanas, las forjas y los relieves también merecen varios segundos de atención.
En el interior empieza a esbozarse el lugar de gala que tanto hemos visto en la tele. La planta baja es diáfana y con muchísima luz. Todo reluce gracias al níveo mármol y está repleto de detalles cautivadores. En el suelo hay muchos mosaicos sugestivos y los frescos que adornan las paredes son coloridos, divertidos, elegantes. Si te fijas son motivos de la historia, cultura y vida cotidiana de Oslo. Si subes por las escaleras tendrás una buena vista del salón principal.
Arriba están las salas de reuniones y las que se llenan hasta la bandera durante los grandes fastos. Aquí las paredes son de madera o recubiertas con telas que le restan un poco de luminosidad, pero que aportan más sobriedad si cabe. Los techos son altos y de vez en cuando te encuentras una enorme lámpara de araña de esas que recuerdan al Fantasma de la Ópera. Los cuadros con los reyes Harald y Sonia presiden uno de los salones más elegantes.
El interior del edificio es muy bonito, Merece la pena recrearse en los detalles. Un mosaico, una tapiz, una lámpara, un fresco, un picaporte… andad con los ojos bien abiertos porque en cualquier rincón se puede esconder un objeto de belleza sin igual. Podéis comprobarlo el próximo 7 de octubre, que es cuando se anuncia el próximo Premio Nobel de la Paz. Entonces los flashes se volverán de nuevo hacia el Ayuntamiento de Oslo.
[…] en un radio de pocos metros se encuentra el Rådhuset o ayuntamiento, la Opera House, la National Gallery, y muchas de las antiguas callejuelas del viejo Oslo. Todo […]
@ Xavi_kun, claor que sí, y si le quieres pasar mi email por si tiene dudas, estaré encantado de resolverlas.
Mi prima se va esta semana a Oslo así que le deiré que se pase por aquí a buscar ideas de donde ir 🙂
Información Bitacoras.com…
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