El nombre de Amberes se suele relacionar con el lucrativo negocio de los diamantes, con su descomunal puerto comercial, con algunas de las mejores obras del maestro Pedro Pablo Rubens y con las espectaculares creaciones trendy de los seis diseñadores de moda más célebres de Flandes.
Algunas pinceladas pudimos atisbar de sus cuatro pilares mundialmente famosos, aunque hubo un factor, más típico de estos lares, que no nos dejó disfrutar plenamente de Amberes: el calor. Una región de Europa que es conocida por sus días plomizos y lluviosos nos puso realmente a prueba con temperaturas propias de un destino mediterráneo. Era muy complicado dar cuatro pasos seguidos sin buscar una sombra o una bebida para refrescarnos del bochorno.
En mitad de esa calurosa tesitura, surgió la oportunidad de conocer a un maestro cervecero de Amberes, uno de mis objetivos del viaje a Flandes. Así que no me lo pensé dos veces y cogí un taxi que me alejó del bullicioso centro para acercarme al menos masificado barrio ‘t Zuid y a sus preciosos edificios Art Nouveau.
Eran las cuatro de la tarde y las calles de esa zona de Amberes estaban prácticamente desiertas. El taxista turco que me llevó se sabía de carrerilla la alineación de la Roja, el Barça y el Madrid, aunque por contra no le sonaba demasiado el nombre de la cervecería ‘t Pakhuis a la que me debía arrimar. Entre lamento y lamento por la falta de jugadores de relumbrón nacidos en Turquía llegamos a mi destino.
Al abrir la puerta de ‘t Pakhuis me recibió un aroma muy agradable a lúpulo. Estaba claro que allí se respiraba cerveza las 24 horas del día. Tras cruzar el umbral pregunté por Kristof van Ouweland y me devolvieron la interpelación diciéndome si quería tomar algo. Aunque era la hora de la siesta no quise ser descortés: «Una cerveza por favor».
Apenas había pegado dos sorbos de la rubia de Amberes que me habían servido, cuando Kristof se presentó ante la mesa en la que estaba sentado. Para él fue una verdadera sorpresa que un bloguero de viajes español se acercara hasta aquella cervecería para charlar un rato con él. Le hablé de mi pasión por esa bebida, de mis cervezas del mundo, que había estado en Moeder Lambic en Bruselas o que buscaba un contrapunto a la visita que había hecho unos días antes a la fábrica de cerveza más grande del mundo en Lovaina.
Tras esbozar una sonrisa me preguntó cuánta gente trabajaba en la factoría de Stella Artois y cuántas máquinas había visto produciendo cerveza de manera industrial. Cuando me enseño la cervecera artesanal de ‘t Pakhuis comprendí a qué correspondía su curiosidad. En este caso, David y Goliath utilizaban los mismos ingredientes -agua, varios tipos de maltas y lúpulo- pero el resultado era como la noche y el día.
Pude comprobarlo de primera mano al catar sus tres cervezas. Una rubia, una bruin y una Strong Ale llamada Nen Bangelijke que con sus 9,5º es la verdadera joya de la corona de ‘t Pakhuis. La diferencia para obtener tan buenos resultados reside principalmente en la forma artesanal de elaboración. Tiempo, dedicación, mimo, talento, conocer a la perfección las materias primas… lógicamente todo eso influye en el sabor.
Kristof me contó que cuando abrió su cervecería artesanal en Amberes no tenía más pretensiones que vivir dignamente de aquello que más le gustaba y eso no se paga ni con todo el oro del mundo. Cada día, desde que se levanta hasta que se acuesta, está haciendo tareas relacionadas con el proceso de elaboración de la cerveza.
En ‘t Pakhuis ha logrado transmitir su pasión y lo ha transformado en un local familiar donde los parroquianos pueden charlar tranquilamente mientras degustan una buena cerveza o toman alguno de los sencillos platos que componen la carta. Además, los más curiosos pueden disfrutar de tours guiados en los que aprender todo sobre la elaboración de esta bebida universal.
No todo tienen que ser diamantes, arte flamenco o últimas tendencias de moda en Amberes. Se puede aparcar por un momento la zona noble para saborear una buena y refrescante cerveza artesanal.
«se respiraba cerveza las 24 hioras del día»
Es escribir cerveza y ya se te lian los dedos!!!
GRANDE!!!
Prometo que no tenía ninguna en la mano mientras escribía este post cervecero 😀
Como me molan tus posts cerveceros y lo que uno aprende 🙂
Falta la parte práctica, cuando vaya por Barcelona no te escapas 😀
Totalmente de acuerdo, todo Flandes es un paraíso para los que amamos la cerveza, y además es alucinante que con las inmensas cartas cerveceras que tienen, siempre te pongan la copa con la marca de la cerveza que has pedido, sibaritas al máximo. El post genial, me ha encantado.
Bienvenido a ‘el pachinko’ Dani, no me importaría pasar allí una larga temporada descubriendo más cervezas 😉
Un artículo muy interesante. Yo era uno de esos que hasta que lo he leído, conocía los otros elementos de la fama de Amberes, pero no el de la elaboración de cervezas. Además, con como nos lo cuentas, haces que den ganas de dedicarse a la cata de cervezas o al menos a intentar disfrutarlas y conocerlas como haces tú.
Un saludo
Alex
Flandes entero es un paraíso para los amantes de la cerveza. En este caso se trataba de una cervecería que sólo servía las de elaboración propia, pero lo normal es que cualquier restaurante tenga una carta enorme de cervezas para descubrir 😀
Genial post! 😀
saludos Pau!
Gracias amigo, aunque te aseguro que la cerveza estaba mejor.
Información Bitacoras.com
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