Paseo marítimo de Marstrand

En principio que una localidad esté dividida en dos pedazos cortados por el mar puede ser un problema, aunque en el caso de Marstrand es mas bien una bendición. Un pequeño estrecho hace las veces de Laguna Estigia y a la isla sólo van a parar aquellos quienes renuncian al ruido y al estrés mundano.

Nunca hubiera imaginado que una localidad enclavada en el mar del Norte tuviera semejante encanto y fuera tan hermosa. Sus escenas marineras me recordaban a los cuadros de los pintores de Skagen, incluso a nuestro Sorolla. Parece que el tiempo se haya olvidado de Marstrand porque su aspecto es de otro siglo. Sin duda, una grata sorpresa de nuestro viaje a Suecia

Casas de madera en Marstrand

Llegar hasta allí es relativamente sencillo. Desde la Nils Ericson Terminal de Gotemburgo debéis pilláis un bus que os lleva directamente a Marstrand en menos de una hora. La línea es la 322. Coged ventanilla, pues los paisajes marinos de Gotland son fantásticos.

La llegada es cuanto menos sorprendente. Un enorme aparcamiento te da la bienvenida y es porque en la isla no se permite el tráfico rodado. En la parte continental poco más que destacar, el acogedor Marstrands Havshotell y un sencillo puerto con embarcaciones de todo tipo. También hay una pequeña tienda y un muelle desde donde parte el ferry que te lleva a la isla.

Bañistas en Marstrand

En el otro lado del estrecho todo parece obra de los pinceles de un maestro de la pintura del siglo XIX. Preciosas casas de madera y un ambiente muy tranquilo donde todo huele a flores frescas y a sal, mejor dicho a mar. El paseo marítimo está salpicado de pequeños restaurantes, cafeterías y casas de huéspedes con carteles de «completo» debido al Midsommar. La palabra que lo define es acogedor.

Luego es más que obligatorio perderse y pasear sin rumbo. Primero por la vertiente litoral donde hay hermosos veleros y pescadores a la antigua usanza. Luego por las empedradas callejuelas donde las casas de madera se tornan  idílicas, llenas de detalles que enamorarían a las fanáticas de las revistas de decoración.

Bonita casa de Marstrand

Si empiezas a subir por cualquiera de sus empinadas calles acabarás topándote con las murallas del Carlstens Fäsning, una fortaleza desde la que se divisa toda la belleza de Marstrand.

Fortaleza de Marstrand

Y que decir de sus gentes. El carácter es isleño, así que esperad una buena acogida, hospitalidad, calma, sosiego. Están acostumbrados a los rigores del invierno del mar del Norte, por eso todo parece sonreír cuando hace buen tiempo. Nosotros disfrutamos de un clima espectacular.

Si tenéis la suerte de viajar por esa parte de Suecia, no dejéis de visitar la pequeña Marstrand. Dejad el reloj y las prisas en casa, aquí todo está lleno de paciencia y buenas vibraciones. El ritmo lo marcan las olas del mar.

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Pau García Solbes
Soy periodista y bloguero de viajes profesional. Soy Licenciado en Ciencias de la Información en la especialidad de Periodismo. He trabajado y colaborado en numerosos medios de comunicación en temas relacionados con Internet, nuevas tecnologías y turismo. Además, soy co-autor del libro Viajar con niños, el manual para preparar tus vacaciones en familia de La editorial viajera.

4 COMENTARIOS

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