Puesto que ya llevamos la mitad del recorrido blogueado y la mayoría de gente vais a estar hablando todo el día del final de Lost, vamos a hacer un alto en el camino. Hoy voy a explicaros un poco cómo es la vida en los refugios que hay perdidos en mitad de Laponia Sueca.

Lo primero que diré es que suelen estar emplazados en lugares paisajísticamente increíbles. Que si al lado de un lago, que si en lo alto de una colina… el atardecer y el amanecer en estos refugios era una gozada para la vista, la cámara se hacía imprescindible.

Leña para las estufas en Tjäktja

Todos los refugios tienen más o menos la misma distribución. Están divididos en varias casas y cada casa tiene su función. Estaba la casa del jefe del refugio y su familia, la tienda (si había), las casetas de las letrinas, las habitaciones que también tienen una sala común con cocina y una sala de secado, la sauna (si había), el pozo para el agua y el almacén de leña.

Luego está el tema del frío. No os penséis que por estar en medio del Círculo Polar Ártico pasábamos frío en los refugios, no. De otra cosa no sé, pero en Laponia de frío entienden un rato largo. Todas las habitaciones tienen su propia estufa de leña, que como te pases un rato te toca dormir en bolas o con la ventana medio abierta. También hay estufas en las salas comunes y de secado.

Sala común del refugio Abiskojaure

Las habitaciones son comunales, por desgracia para mis compañeros, normalmente de entre cuatro y ocho literas, aunque las había más grandes. Todo el mundo que llega al refugio tiene derecho a dormir en una cama blanda, y si las literas están ocupadas se les prepara una en la sala común. Así que colchón y manta están asegurados.

En la sala común, hay utensilios de todo tipo para cocinar, así como hornillos a gas. Las tertulias en las cenas eran de lo más entretenidas y divertidas. Normalmente acompañadas por una sobremesa multilingüe y partidas de blackjack. Como no había agua corriente, luego había que lavar los platos y cacharros con cubos.

El pozo de agua en Tjäktja

En cuanto a los básicos. Ya hemos dicho que no había agua corriente. Había que ir a buscarla al pozo o directamente al río. Con la rasca que hacía, el dueño del refugio era el encargado de hacer un agujero para que los huéspedes puedan sacar el agua. Hay grandes tinajas y lo normal es que al menos cada grupo vaya una vez a por agua durante su estancia. Tampoco había electricidad, así que por la noche nos iluminábamos con velas y frontales. Y desde luego que no había saneamientos, así que a hacer tus cositas a unos cuartos-letrina que no olían a flores…

¿Y qué pasa con las duchas? La higiene toca el día de la sauna. Cuando el refugio tenía sauna, antes de entrar te echabas un poco de agua para lavarte y al salir podías hacer lo mismo con jabón. Era un poco rudimentario, pero se agradecía tras las caminatas.

Las literas de los refugios

¿Y los víveres? Si el refugio tenía tienda no había ningún problema, tienen todo lo necesario para sobrevivir en los refugios. Lo malo era si al día siguiente no había tienda y te tocaba cargar con provisiones para dos días, aunque eso no era ningún inconveniente. En algunos refugios tenían teléfono vía satélite por si querías llamar a casa. Costaba cuatro euros el minuto.

Pero en general, lo mejor de los refugios era el ambiente. Espíritu de camaradería y buen rollo con todo el mundo, excepto cuando llegaban mis ronquidos, claro está. Cada uno debía hacer una tarea. O bien cortar leña, o bien sacar agua del pozo, o cocinar.  A mí me tocó hacer esto último, normalmente sopa de primero, pasta de segundo y fruta en lata de postre.

Cenando en el refugio

Teniendo en cuenta que estábamos en medio de la nada, son construcciones perfectas para pasar la noche y retomar las fuerzas.

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Pau García Solbes
Soy periodista y bloguero de viajes profesional. Soy Licenciado en Ciencias de la Información en la especialidad de Periodismo. He trabajado y colaborado en numerosos medios de comunicación en temas relacionados con Internet, nuevas tecnologías y turismo. Además, soy co-autor del libro Viajar con niños, el manual para preparar tus vacaciones en familia de La editorial viajera.

8 COMENTARIOS

  1. @Robert, que va, para nada son cutres, están muy bien preparados para pasar una noche y las que haga falta 🙂

    @Alberto, seguro que más de uno lo pensó, pero hubiera sido mi muerte jejeje

    @Jorge, hay algunos muy chulos, vaya palique que tienen los british 🙂

  2. Sí, los refugios van muy completos, tienen de todo. Lo de los ronquidos se sufre cuando eres de sueño ligero y claro, tampoco es plan de coger el saco e irte a dormir fuera en esas latitudes. xDDD

  3. Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Puesto que ya llevamos la mitad del recorrido blogueado y la mayoría de gente vais a estar hablando todo el día del final de Lost, vamos a hacer un alto en el camino. Hoy voy a explicaros un poco como es la vida en los refu……

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