Vistas del Valle Sagrado de los Incas

No soy ningún talibán que está en contra de los viajes organizados, ni mucho menos. Creo que como todo en la vida tienen sus pros y sus contras y hacerlos, o no, dependen de las circunstancias de cada viajero.

En el caso del viaje a Perú, que hicimos con LAN Airlines, teníamos un itinerario marcado a priori, pero muchas veces podíamos dar nuestra opinión sobre el mismo, proponer actividades o lugares para visitar y también disponer de tiempo libre a nuestro antojo. Esa puede ser una de las claves del éxito de un blogtrip.

Plaza de Armas de Pisac

Sin embargo, me hubiera encantado tener más días para ver o conocer cosas por mi cuenta. Durante poco más de una semana tuve la miel en los labios y pude descubrir la esencia de uno de los países que más me ha asombrado en los últimos tiempos. Y es que Perú es una sorpresa continua.

Por ejemplo, me hubiera gustado pasar más horas en Pisac. Estoy hablando de un pintoresco pueblecito enclavado en Urubamba, también conocido como el valle sagrado de los Incas. Está a poco más de 30 kilómetros al noroeste del Cusco y las vistas que nos regala la sepenteante carretera que desciende por el valle ya merecen el viaje por sí mismas.

Pau en las callejuelas de Pisac

La ubicación privilegiada de este pueblo, de paso entre el Cusco y Machu Picchu, lo ha convertido en una parada técnica para las decenas de autobuses cargados de turistas que recorren esta zona en sus viajes a Perú.

Al calor de los dólares de estos turistas ha florecido un mercado de artesanía bastante importante, pero que no deja de vender los mismos productos que te puedes encontrar en casi todo Perú. Nada nuevo bajo el sol.

Viajando con Diego y su vida perra en Pisac

El mercado de Pisac se lleva casi toda la atención de los efímeros viajeros que pasan por allí. De este modo, ignoran, entre otras cosas, el fuerte inca que se divisa en una de las muchas montañas que rodean y embellecen el municipio.

Me hubiera encantado explorar esta ciudadela, pero quedarnos allí hubiera sido renunciar a Ollantaytambo y no estábamos dispuestos a pagar ese tributo.

Piedras talladas en Pisac

No obstante, tampoco nos apetecía deambular por un enorme mercado al aire libre que poco tenía de auténtico y mucho de tramoya. Así que decidimos emplear el rato que tuvimos en Pisac para perdernos por las callecitas empedradas y comprobar que el tiempo se mide de una forma muy distinta en aquel lugar recóndito.

Basta andar unos pasos y el bullicio desaparece. Las calles son estrechas y están plagadas de pequeñas tiendecitas, colmados o boticas que le dan un colorido muy peculiar al pueblo.  Las casas son de adobe y sobre sus tejados se ve el verde de la vegetación que viste las montañas.

Callejuelas de Pisac

Mal asunto tener prisa en un rincón del mundo donde el tiempo está detenido. Diego y yo hicimos algunas fotos y arrancamos algunas sonrisas a los lugareños que se extrañaban de ver a dos gringos parloteando a sus cámaras.

Pisac fue un abrir y cerrar de ojos, un aleteo de mariposas que siempre recordaremos como un lugar de paso al que nos hubiera gustado dedicarle un poco más de atención. Seguro que en los viajes a Perú descubrimos una geografía plagada de pueblos perdidos capaces de sorprender al viajero en menos que canta un gallo.

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Pau García Solbes
Soy periodista y bloguero de viajes profesional. Soy Licenciado en Ciencias de la Información en la especialidad de Periodismo. He trabajado y colaborado en numerosos medios de comunicación en temas relacionados con Internet, nuevas tecnologías y turismo. Además, soy co-autor del libro Viajar con niños, el manual para preparar tus vacaciones en familia de La editorial viajera.

5 COMENTARIOS

  1. Soy un Peruano en Barcelona…. y me gusta mucho como cuentas el viaje y si, hay muchos lugares como Pisac en el Perú y cada uno con una magia especial… .. espero que pronto puedas regresar y disfrutar mucho mas !!!! saludos!!

  2. Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: No soy ningún talibán que está en contra de los viajes organizados, ni mucho menos. Creo que como todo en la vida tienen sus pros y sus contras y hacerlos, o no, dependen de las circunstancias de cada viajero. En el caso del …..

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