Pese a que estaba alojado en uno de los mejores hoteles de Aguas Calientes, sabía que esa noche me iba a costar más de la cuenta conciliar el sueño. Tras las ventanas, la lluvia no paraba de nutrir al río que bajaba muy crecido. El sonido potente del agua fluyendo embravecida contra las rocas era realmente ensordecedor. Nunca he tenido demasiados problemas para caer rendido en los brazos de Morfeo, pero aquel crepúsculo era muy distinto y especial. Machu Picchu me esperaba al alba.

Las habitaciones de hotel pueden ser un poco frías cuando las compartes con los tuyos, así que llamé a la familia por Skype y les conté que el viaje a Perú estaba yendo como la seda, que no se preocuparan por nada. Sus voces y las risas de Teo fueron como un bálsamo y me tranquilicé un poco. Cerré los ojos e intenté descansar para que los nervios se esfumaran como las gotas de aquel chaparrón en el río Vilcanota.

El valle visto desde Machu Picchu

En ese momento tenía dos temores. Que el despertador me jugara una mala pasada y no acudiera a la cita que tenía temprano con una de las 7 «nuevas» maravillas del mundo o que aquella noche cayera el diluvio universal sobre Aguas Calientes  y la inundaciones me impidieran cumplir uno de los sueños de todo viajero, visitar el Machu Picchu.

Insensato, mis miedos eran infundados. Mi viejo iPhone 3 sonó a la hora que habíamos pactado -gracias al difunto Steve Jobs- y cuando bajé a desayunar observé que en quñe salón había gente con las mismas sensaciones que yo. Algunos lo llaman aleteo de mariposa en el estómago, otros cosquillitas, yo simplemente lo calificaría como ilusión. La primera cita siempre suele ser una mezcla de pánico y esperanza, pero si sale bien el resultado suele ser una sensación indescriptible.

Visita a Machu Picchu

Pajarillo en Machu Picchu

Bajo una fina lluvia tomé uno de los muchos autobuses que cada día cubren el trayecto entre Aguas Calientes y Machu Picchu. Son 8 kilómetros de carreteras sinuosas y de vistas increíbles del valle. En cada curva parece que el vehículo se va a despeñar abruptamente por el precipicio, pero al final te acabas acostumbrando a esa tosquedad ondulante.

Pese a que el bus va lleno hasta la bandera nadie dice nada. Todos están soñando despiertos e imaginando cómo será el momento de ver el Machu Picchu con sus propios ojos. Como los desconocidos con los que comparto vehículo, a mí también me apetece entretenerme en ese juego de elucubración.

Pasillos de piedra en Machu Picchu

La vanidad y la estupidez del viajero a veces nos hace creer que hay lugares que no nos emocionarán porque son demasiado conocidos, son muy turísticos o están masificados. Dudar de Machu Picchu, es una mayúscula memez, pues no hay lugar sobre la faz de la Tierra que se pueda comparar a aquella antigua ciudad inca. Sólo por aquella maravilla merece la pena viajar a Perú y disfrutar de su grandeza.

Crucé el control de seguridad y las puertas que marcan el inicio del recorrido turístico y ya escuché los primeros gritos de asombro ¿Imposible resistirse, no crees? Mi visita coincidió con la temporada de lluvias y por eso las nubes pintaron el cuadro con un halo de misterio muy embriagador. ¿Cómo debía ser aquel lugar con cielo despejado?

Pau en Machu Picchu

Mientras mi cerebro trataba de procesar aquel entorno de casi de ficción, escuché a una guía que iba narrando los pormenores históricos del descubrimiento de Machu Picchu o la función que tenían antiguamente algunos de los lugares más emblemáticos de las zonas visitables. Para ser sincero, tengo que decir que no le hice el mínimo caso a aquella buena mujer.

Me encontraba en una especie de estado de shock, incapaz de dar crédito a lo que estaban viendo mis ojos. Entre las nubes, la lluvia y aquella especia de catarsis me pareció vivir el sueño de los incas.  Dejé volar la imaginación e intenté responder dos preguntas. ¿Cómo fueron capaces de construir todo aquello? ¿Qué sentiría Hiram Bingham hace 100 años cuando se topó con aquel increíble descubrimiento?

Terrazas en Machu Picchu

De nada serviría que ahora tratara de describir la desgarradora belleza del Huayna Picchu y el valle repleto de bancales de cultivo, lo imponente de las construcciones que se conservan o la energía que emanan las piedras colocadas a más de 2.000 metros de altitud. Las palabras no harían nunca justicia a lo que se vive en Machu Picchu. Se trata de un lugar de sensaciones, de emociones, de ensoñaciones… casi místico.

Ni la lluvia, ni las nubes, ni la exaltación me impidieron disfrutar como un niño de aquella experiencia. Aquel día me prometí a mí mismo que regresaría con mi familia. Todo el mundo merece ver aquel célebre lugar de Perú con sus propios ojos. Yo tuve la suerte de volver de nuevo al día siguiente. Quería seguir viviendo el sueño de los incas, pero esta vez desde arriba. Me atrevería con la subida al Huayna Picchu, pero eso es ya otra historia onírica.

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Pau García Solbes
Soy periodista y bloguero de viajes profesional. Soy Licenciado en Ciencias de la Información en la especialidad de Periodismo. He trabajado y colaborado en numerosos medios de comunicación en temas relacionados con Internet, nuevas tecnologías y turismo. Además, soy co-autor del libro Viajar con niños, el manual para preparar tus vacaciones en familia de La editorial viajera.

54 COMENTARIOS

  1. Información Bitacoras.com

    Valora en Bitacoras.com: Pese a que estaba alojado en uno de los mejores hoteles de Aguas Calientes, sabía que esa noche me iba a costar más de la cuenta conciliar el sueño. Tras las ventanas, la lluvia no paraba de nutrir al río que bajaba muy c…

  2. Como peruana me emociona leer tantos buenos comentarios sobre Machu Picchu, un lugar pleno de magia y de misterio, ojalá y todos puedan cumplir el sueño de visitarlo algún día. Y sentir toda esa energía que la ciudadela emana… Gracias por compartir tu experiencia de viaje, tus fotos y que con ellas otras personas se entusiasmen y visiten mi país. Me encantó tu artículo. Gracias y ojalá puedas volver con tu familia y visitar otros lugares hermosos de mi país, hay muchos. Un abrazo cordial. 😀

  3. Una autentica pasada. Uno de los sitios a los que me hace especial ilusión ir en cuanto tenga ocasión (de hecho este año ando cerca). Sin duda Perú es un de los países latinoamericanos a los que les tengo más ganas, especialmente al Machu Pichu… rivalizando un poquito con Nazca, jeje.

  4. Estoy contigo en que sitios como este, a pesar de lo mucho que nos puedan contar o que esté a veces algo masificado, hay que verlo con nuestros propios ojos. Sólo el estar allí, la magia del sitio y pensar en su historia, es como viajar en el tiempo. Espero que yo también un día pueda cumplir ese viaje, qué afortunado!

    Un abrazo!

  5. Pau, es uno de los lugares que está marcado a fuego en la agenda de todo el que lleva el veneno del viaje en la sangre. Y, seguro, seguro que por un momento sentiste en el estómago un puntito de temor al tener que enfrentar las expectativas contra la realidad. No creo que sea estupidez o vanidad. Es un no se qué, y desaparece como por arte de magia. Afortunadamente aun mantenemos la capacidad de emocionarnos al contemplar lugares que ya forman parte de la conciencia colectiva. Nosotros teníamos ese temor con Angkor, y no duró ni un minuto… :))
    Un abrazo!

    • Es que Angkor es mucho Angkor. Probablemente sea de mis lugares favoritos en el mundo junto con Machu Pichu u otros célebres como el Taj Mahal.

  6. Si no fuera porque Asia me tiene atrapado, ya hubiera caído Perú, porque Machu Pichu está claro que es un lugar que hay que visitar alguna vez en la vida.

    Pero algo me dice que América pronto va a llamar a mi puerta y veremos a ver por donde paramos… Habrá que rezar a algún dios azteca para que se pongan más económicos los vuelos hacia esa parte del mundo XDD

    Saludotes!

  7. Es el sueño de los incas y el mío también!! a pesar de que esté petado de gente creo que hay que ir una vez en la vida. Espero que me toque algún día de estos…. Un abrazo Pau 🙂

    • Nosotros tuvimos la gran suerte de visitarlo en temporada baja y no estaba demasiado masificado, lo malo fueron las nubes, pero de momento no podemos hacer nada contra eso 😀

  8. Machu Picchu suele estar «petardo» de gente. Pero aún así comparto contigo la ilusión: es uno de esos sitios que has de visitar una vez al menos en tu vida de viajero. Magia pura (más aún se te quedas hasta tarde, cuando se han ido las hordas y ves atardecer tu solo sentado en una piedra).

  9. Si tuviera la suerte de ver Machu Pichu con mis propios ojos creo que lloraría de emoción y alegría. Es un de los lugares que, desde niña, he querido visitar. Quien sabe…
    Petons !!

  10. Este es uno de esos post que se escriben con el corazón. Machu Picchu, como dices, parecía que no iba a impresionar por haberlo visto tantas veces en fotos… pero cuando llegué a verlo solte una exclamación tan sincera como pocas he soltado en otros lugares. Un momento mágico… Para verlo en persona.

    Un abrazo!

  11. Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Pese a que estábamos alojados en uno de los mejores hoteles de Aguas Calientes, sabía que esa noche me iba a costar más de la cuenta conciliar el sueño. La lluvia no paraba de nutrir al río que bajaba muy crecido, el sonido p…..

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