Museo de la Defensa de Oslo

Muros robustos, caminos serpenteantes, museos que muestran el valor de antaño, un castillo sacado de un videojuego de terror, armamento con pólvora mojada y buenas vistas del fiordo… todo parece sacado de un guión de serie b, pero forma parte de la fortaleza y el castillo de Akershus en Oslo.

Probablemente sea el vestigio más imponente del Oslo medieval, aunque se le han dado muchos usos. No obstante, tiene tantos atractivos que podrías estar una mañana recorriendo salones, contemplando muros o paseando por sus jardines. Desde luego que este lugar merece un tiempo para intentar comprenderlo.

Zona militar de la fortaleza Akershus de Oslo

Nosotros fuimos andando desde el edificio de la Ópera y el Ballet de Oslo, aunque queda mucho más cerca del muelle que hay junto al ayuntamiento.

Enseguida respiramos su aire castrense. No nos dimos cuenta y entramos por una puerta que conduce directamente al Museo de la Defensa. No había ni un alma por aquellos patios, pero fuimos recibidos por antiguos cañones y carros de combate. Todo muy aséptico, sin novedad en el frente.

Patio exterior del castillo de Akershus en Oslo

Repasando la guia de viajes a Noruega, habíamos fijado nuestro objetivo en el castillo. No obstante, al entrar por la puerta equivocada nos recorrimos prácticamente todo el recinto. El que diga que nunca se ha perdido en un viaje miente como un bellaco.

Tras pasar por una zona militar custodiada por varios soldados, acabamos en el centro de información donde replanteamos nuestra estrategia. De paso cambiamos el agua al canario. Tras la parada técnica, fuimos ascendiendo hasta llegar a unos miradores fantásticos. Con las vistas del fiordo y la ciudad recobramos la moral.

Criptas del castillo de Akershus en Oslo

Pasamos de largo por el Museo de la Resistencia, símbolo de la lucha clandestina de los noruegos durante los 5 años de ocupación nazi. Cuando vas con un bebé es imposible ver todo, así que nos dirigimos prestos hasta el castillo de Akershus.

En el patio exterior empezamos a ver más gente, aunque no demasiada. Tras caminar un buen rato llegamos exhaustos a nuestro objetivo, sobre todo Teo que dormía plácidamente en el carrito. El castillo es un continuo sube baja de escalones, así que Vero prefirió esperar en la sala de entrada antes que interrumpir bruscamente el quinto sueño del bebé. Me tocaba visitarlo solo con la audioguía.

Organista de la capilla del castillo de Akershus en Oslo

El castillo de Akershus es de origen medieval, aunque fue convertido en palacio renacentista en el siglo XVII por Christian IV. Si en su día jugasteis con el cerebro de la bestia, sus lóbregos salones os recordarían al mítico Castlevania de la Super Nintendo. Esa impresión se manifestó casi desde el principio, con las mazmorras. No me quiero imaginar lo mal que lo pasaría la gente que era encerrada allí.

Para echarle más leña a mi pavorosa imaginación, tras las mazmorras te topas de bruces con las criptas de los reyes Haakon VII y Olav V. Esas losas me eran demasiado familiares. Pero ahí no acaba todo. Los más viejos del lugar recordaréis que la BSO del Castlevania estaba principalmente compuesta por sonidos de órgano. ¿Qué creéis que escuché mientras huía de las criptas?

Teo en la fortaleza de Akershus en Oslo

Temiendo lo peor, me fui acercando con cautela al sonido de órgano. El pasillo se fue estrechando hasta escupirme en una capilla con mucha luz en la que un organista interpretaba música en directo. No quise acercarme demasiado por no verle el rostro, pero sus enérgicos movimientos y el sónido de aquellos tubos llegó a emocionarme.

Luego recorrí un buen puñado de salones fríos, con techos altos y lámparas de velas. Muchos cuadros de reyes y nobles difuntos que presidían largas mesas de banquete. Todo muy Castlevania o Drácula de Christopher Lee.

Vero y Teo en la fortaleza de Akershus en Oslo

Al llegar de nuevo abajo me tranquilicé al descubrir que Vero y Teo estaban bien y con ganas de continuar. Hasta que encontramos la salida, fuimos disfrutando de un paseo rodeados de caminos arbolados y que zigzagueaban sin parar. De vez en cuando hacíamos una parada para retozar sobre la hierba y arrancarle una sonrisa al peque. Jugando es como mejor nos lo pasamos.

Como veis, la fortaleza y el castillo de Akershus en Oslo tienen muchos alicientes. Su estratégica posición y su excelente estado de conservación arrancará los aplausos de los amantes de la historia. Sino, siempre os podréis consolar dando un agradable paseo entre árboles y disfrutando de las bonitas vistas de los fiordos.

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Pau García Solbes
Soy periodista y bloguero de viajes profesional. Soy Licenciado en Ciencias de la Información en la especialidad de Periodismo. He trabajado y colaborado en numerosos medios de comunicación en temas relacionados con Internet, nuevas tecnologías y turismo. Además, soy co-autor del libro Viajar con niños, el manual para preparar tus vacaciones en familia de La editorial viajera.

4 COMENTARIOS

  1. Información Bitacoras.com…

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