Teo y Pau disfrutando del parque Austurvöllur

Una de las cosas que más me llamó la atención de Islandia, y de el resto de países escandinavos que visité el año pasado, es su pasión por el sol. Ahora entiendo porque hay tantos vuelos directos desde Escandinavia a Alicante, pues ellos buscan aquí lo que no tienen allí. Nosotros quizás estamos demasiado acostumbrados al buen tiempo y sólo echamos de menos el sol en días perrunos como el de hoy.

Pero volvamos a Islandia, concretamente a su capital Reykjavík. Nosotros viajamos en pleno mes de agosto, donde los islandeses viven un verano con unas temperaturas que rondan los 15 grados en la capital. Es un tiempo muy agradable, que se convierte en motivo de jolgorio cuando el sol decide asomarse y saludar.

Ambientazo en Austurvöllur

Cuando sucede eso, Islandia se viste con sus mejores galas. Nosotros tuvimos la suerte de vivir varios días seguidos con sol y las calles de Reykjavík son una auténtica fiesta. Parece que toda la ciudad salga a la calle y los parques y jardines de la ciudad se ponen a tope. Las terrazas de los bares hacen su agosto, nunca mejor dicho.

Pese a que la temperatura tampoco da pie a tomarse muchas concesiones, los islandeses lucen su tonalidad albina de piel luciendo camisetas cortas, minifaldas, e incluso los más osados con el pecho al descubierto.

Niños islandeses disfrutando del sol

En nuestro viaje a Islandia, disfrutamos de uno de esos momentos de locura colectiva en Austurvöllur, justo en el corazón de la ciudad, en la plaza donde está el Parlamento. Era después de la comida y casi sin darnos cuenta nos encontramos sentados sobre una manta en el cesped, jugando con Teo y viendo como los niños se lo pasaban pipa persiguiéndose los unos a los otros y disfrutando de ese tesoro llamado sol.

Lo malo del tiempo de Reykjavík, y de Islandia en general, es que actúa de forma muy traicionera. Cada día puede tener varios climas distintos y los cambios suceden con mucha rapidez, así que mejor llevad siempre el chubasquero a mano por si las moscas.

Sol en el parque Austurvöllur

Este post, un tanto bucólico, os podrá parecer una chorrada como un piano, pero a mí estas experiencias me sirven para valorar más lo que tenemos en casa y aprender que también hay otras formas de vivir igual o más válidas que las nuestras en el exterior. Lo dicho, viajando es como más nos enriquecemos como personas, apreciamos lo bueno de aquí y de allí.

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Pau García Solbes
Soy periodista y bloguero de viajes profesional. Soy Licenciado en Ciencias de la Información en la especialidad de Periodismo. He trabajado y colaborado en numerosos medios de comunicación en temas relacionados con Internet, nuevas tecnologías y turismo. Además, soy co-autor del libro Viajar con niños, el manual para preparar tus vacaciones en familia de La editorial viajera.

5 COMENTARIOS

  1. @Oscar, bienvenido a ‘el pachinko’. Yo también me quedé enamorado de Islandia, ahora falta ver qué tal es en invierno 😉

  2. Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Una de las cosas que más me llamó la atención de Islandia, y de el resto de países escandinavos que visité el año pasado, es su pasión por el sol. Ahora entiendo porque hay tantos vuelos directos desde Escandinavia a A……

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