No sé si os pasa a vosotros, pero siempre que viajamos a una ciudad nos obsesionamos con observarla desde lo alto. Somos cazadores de panorámicas, por eso nos encanta conquistar torres, miradores u observatorios para tratar de componer una imagen más global del lugar que visitamos. El viaje a Corea no fue una excepción y en Seúl decidimos subir a la N Seoul Tower para deleitarnos con sus hermosas vistas.

La N Seoul Tower es uno de los iconos más reconocibles de Seúl, pese a que no es demasiado bonita. A nosotros nos recuerda a Torrespaña, el célebre Pirulí de Madrid. Esta semblanza no es muy descabellada ya que las dos torres son coetáneas y tienen más o menos la misma altura aunque las separan más de 10.000 kilómetros.

Teo viendo un espectáculo bajo la N Seoul Tower

Esta antigua torre de comunicación fue abierta al público en 1980, aunque en 2005 sufrió una importante renovación para convertirla en uno de los lugares turísticos más importantes de Corea. Pese a que no nos cautivó su aspecto exterior, sí lo hizo el gran ambiente familiar que había en sus inmediaciones. Cuando llegamos había bajo la torre un concierto de música étnica que dejó a Teo y a muchos niños que había por allí anonadados.

A pesar de que la torre sólo tiene 236,7 metros de altitud, al estar situada en la cima del monte Nansam (243 metros) la convierte en un mirador privilegiado. Sumando la altura de la N Seoul Tower y la de la montaña se alcanzan los 480 metros, de ahí que las vistas panorámicas de Seúl sean tan magníficas.

Funicular de la N Seoul Tower

Para llegar hasta allí tomamos un taxi, porque no sabíamos que el acceso en coche está prohibido. Nos dejaron lo más cerca posible de la torre, aunque nos tocó subir una cuesta bastante pronunciada. Para bajar tomamos el funicular que cuesta 4.800 wons (3,4 euros) y te deja relativamente cerca de la parada de metro de Myeongdong (línea 4).

Una vez en las taquillas compramos dos entradas de adulto, ya que Teo al ser menor de tres años no pagaba. El precio por ticket es de 9.000 wons (6,35 euros) y te da derecho a acceder al observatorio situado en la tercera planta. También puedes comprar una entrada combinada para entrar al Teddy Bear Museum, pero lo desestimamos.

Contemplando Seúl desde la N Seoul Tower

Una vez en el interior de la  N Seoul Tower nuestra impresión inicial cambió muchísimo. Por fuera parecía una estructura antigua, pero en sus entrañas el diseño es futurista y lleno de animaciones muy sofisticadas. Por ejemplo, el ascensor es como una gran pantalla en la que se van proyectando unas imágenes espectaculares de Seúl y la torre mientras vas subiendo hasta el observatorio.

En la tercera planta tienes una enorme habitación circular dotada de telescopios para que te deleites con las preciosas vistas panorámicas de Seúl. Cada ventana tiene impreso los nombres de algunas ciudades del mundo y la distancia que hay hasta ellas. En pocos minutos puedes dar un giro figurado de 360º al planeta.

Madrid en la N Seoul Tower

Además de mirar por las ventanas, en la tercera planta hay una pequeña tienda de souvenirs. Como se hizo la hora de comer, bajamos hasta la segunda planta para tomar un tentempié en el Sky Cafe. Os recomiendo encarecidamente ir a los servicios, donde puedes hacer tus cositas mientras de deleitas con unas vistas espectaculares gracias a los enormes ventanales de cristal que hay allí.

Tuvimos que recurrir a la cafetería porque el restaurante coreano que hay en la primera planta estaba a tope, así que si no queréis que os pase lo mismo es mejor reservar con antelación. También nos hubiera encantado visitar la N Seoul Tower por la noche y disfrutar del espectáculo de luces o de la cena en el restaurante giratorio de la quinta planta, así que tendremos que volver en el futuro.

Vistas panorámicas de Seúl desde la N Seoul Tower

En definitiva, la N Seoul Tower es uno de los grandes iconos de Seúl y un imprescindible de los viajes a Corea. Al principio, quizás os defraude su apariencia exterior, pero por dentro es una maravilla. Su oferta de ocio y restauración es estupenda y las vistas de Seúl son inigualables.

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Pau García Solbes
Soy periodista y bloguero de viajes profesional. Soy Licenciado en Ciencias de la Información en la especialidad de Periodismo. He trabajado y colaborado en numerosos medios de comunicación en temas relacionados con Internet, nuevas tecnologías y turismo. Además, soy co-autor del libro Viajar con niños, el manual para preparar tus vacaciones en familia de La editorial viajera.

9 COMENTARIOS

  1. jeje, tambien yo sy de las que busca una torre, rascacielos, monte,… para poder ver las ciudades desde las alturas 😛 siempre se ven las ciudades de una manera diferente, ya sean grandes o pequeñas.

    Eso si, la torre es un poco feilla 😛

    • Sin duda, y lo cierto es que tienen más de 30 años. Ahora vemos otras como las de Dubai o la Tokyo Skytree y nos quedamos a rombos.

  2. Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: No sé si os pasa a vosotros, pero siempre que viajamos a una ciudad nos obsesionamos con observarla desde lo alto. Somos cazadores de panorámicas, por eso nos encanta conquistar torres, miradores u observatorios para tratar……

  3. Siempre que visito una ciudad intento obtener alguna buena panorámica desde un lugar alto, generalmente rascacielos, aunque también torres, montes o lo que se ponga por delante, me encanta. La perspectiva de la ciudad cambia por completo y hasta te hace sentirla diferente. Y la eterna duda, de noche o de día… en Japón intentaba ir al atardecer y esperar a que se fuera poco a poco la luz hasta que caía la noche. Otras veces elijo según el estado de ánimo o según pille en el recorrido, pero en cualquier caso es un espectáculo muy recomendable.

    • A mí me suelen gustar más las panorámicas de atardecer o de noche, sobre todo en estas metrópolis. No obstante, cuando viajamos con Teo es muy complicado hacer visitas nocturnas.

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