Fotos de Tailandia, Pau con el Fitbit Blaze en Koh Phangan

Si has leído el título de este post y me conoces desde hace tiempo todavía te estarás riendo a carcajada limpia. «¿Tú que no has hecho más ejercicio en tu vida que el sillón-ball probando un reloj para actividad física de última generación como el Fitbit Blaze?» Lo cierto es que no te falta razón, pero también tenía ganas de cuantificar de alguna forma las caminatas y el esfuerzo que hago cuando estoy viajando y no iba a desaprovechar una oportunidad como ésta.

Así que dicho y hecho. No es que sea Usain Bolt, Michael Phelps ni Edurne Pasabán, pero cuando Fitbit me propuso testear uno de sus relojes inteligentes acepté encantado y decidí llevármelo al reciente viaje a Tailandia para ver cómo podría ayudarme un gadget tan chulo en mis andanzas por el antiguo reino de Siam.

La primera sorpresa, ¡más de 200.000 pasos!

Fotos de Tailandia, Pau en la cascada

Lo más evidente, un reloj como el Fitbit Blaze sirve para monitorizar el ejercicio que puedes hacer tanto en un viaje como en tu vida cotidiana. Yo no soy de los que salgo a correr cada mañana o me machaco en el gimnasio como un culturista, pero sí que ando y mucho cuando estoy viajando. Lo que no me esperaba cuando regresamos de Tailandia es que el contador de pasos hubiera superado los 200.000, lo que supone una media diaria superior a las 10.000 pisadas mínimas diarias recomendadas por el National Center for Biotechnology Information para que la actividad física se traduzca en beneficios significativos para la salud.

Si sumamos la distancia que caminé con el reloj puesto durante el viaje obtenemos la hermosa cifra de 114 kilómetros andados (6,6 km/día) lo que equivale a ir desde Madrid hasta Ávila a pateo. Imagínate si me hubiera puesto a trotar los días que estuve tumbado a la bartola en las playas de Koh Phangan. El día que batí mi récord fue el que hicimos una ruta entre bosques, cascadas y campos de arroz en bancales por el parque nacional de Doi Inthanon cerca de Chiang Mai. Casi 14 kilómetros de senderos y experiencias inolvidables.

Fotos de Tailandia, actividad Fitbit Blaze

Además de computar los pasos y la distancia que recorres, el Fitbit Blaze (y la app de móvil con la que se gestiona y sincroniza por Bluetooth) también contabiliza tus pulsaciones, el número de plantas que subes al día, las calorías que quemas, te ayuda con programas de ejercicios que puedes ver en pantalla o lo puedes conectar al GPS del smartphone para trazar rutas y ver estadísticas en pantalla.

Para motivarte te va enviando insignias o te permite picarte con otros amigos que también monitorizan su actividad física (hay una comunidad enorme de usuarios de Fitbit). Incluso te va enviando avisos (también por correo electrónico) conforme vas cumpliendo objetivos. No veas lo que te sube la moral cuando alcanzas los dichosos 10.000 pasos diarios. Por poco me pongo a bailar la primera vez que superé esa meta.

Al jetlag ni agua, monitoriza tus horas de sueño

Fotos de Tailandia, vuelo de Cathay Pacific

Una de las funciones que más me sorprendió del Fitbit Blaze es la de monitorización automática del sueño, así que el reloj inteligente puede venir de perlas para tratar de combatir el fastidioso jetlag a quien tenga problemas con este desequilibrio. El gadget contabiliza las horas que has dormido, las veces que te despiertas en una noche, inclusive las situaciones en las que has estado inquieto en la cama.

Personalmente el jetlag no me afecta demasiado. Duermo como un lirón (con ronquidos incluidos) nada más subir a cualquier vehículo con motor, así que suelo pasarme los vuelos en los brazos de Morfeo. No obstante, esta vez traté de contabilizar las horas que descansé en el avión (y los días siguientes a mi llegada a Tailandia) para ver si realmente me afectaba el jetlag y, de este modo, poder ajustar las horas de sueño. La media de las pernoctaciones fue similar a la de casa, aunque casi una hora inferior a cuando reposo en mi cama.

Otras funciones curiosas del Fitbit Blaze

Fotos de Tailandia, Pau con el Fitbit Blaze en el lago de Khao Sok

En temas de salud, el Fitbit Blaze te ayuda a controlar tu peso con un seguimiento del mismo, pero también registrando los alimentos que vas ingiriendo cada día. Incluso con la app de Fitbit para móvil, puedes escanear los códigos de barras de los productos que vas comiendo para calcular las calorías que tiene la comida que engulles. Lo mismo sucede con los líquidos, con la humedad y el calor que hace en Tailandia me fue genial lo de ir contabilizando el agua que iba bebiendo y los recordatorios de «¡hidrátate!».

Todo lo relacionado con la monitorización de la actividad física y la salud está fenomenal, pero el reloj tiene algunas funciones que van como anillo al dedo a gente despistada como yo. Me explico. Al estar conectado al móvil te va chivando cuando tienes una llamada, recibes un sms o una notificación de calendario. Yo siempre llevo el smartphone en silencio y con el modo de vibrador, pero la mitad de las veces ni lo escucho, sobre todo en ciudades tan ruidosas y caóticas como Bangkok. De este modo, los chivatazos van de maravilla.

Fotos de Tailandia, Pau con el Fitbit Blaze en Ayutthaya

Otra función que me ha gustado mucho es la de poder controlar la música que escucho en el móvil a través de la pantalla táctil del reloj o las diversas configuraciones y diseños muy visuales que tiene la interfaz del aparato. Si le tuviera que poner alguna pega al Fitbit Blaze (como usuario novato de este tipo de smartwatch) me choca el hecho de tener que recargar la batería una vez por semana (a diferencia de los relojes normales) y que no se pueda nadar con él, a pesar de que está enfocado al deporte.

En líneas generales, creo que el Fitbit Blaze es un gadget muy fácil de utilizar, estéticamente precioso (con correas y marcos intercambiables) y con muchas funcionalidades interesantes para viajeros como pueden ser la medición de la actividad, la monitorización del sueño y el GPS conectado. Yo me he acostumbrado muy rápido a llevarlo y creo que será un complemento perfecto al smartphone en mis escapadas. Con relojes como éste, es muy probable que la moda de los wearables haya llegado para quedarse, también en los viajes.

Quiero agradecer a Fitbit que me haya prestado este smartwatch para utilizarlo en mi viaje a Tailandia. Pese a no practicar deporte habitualmente, le he sacado mucho partido y me lo he pasado genial probando todas sus funciones. Mil gracias.

3 COMENTARIOS

  1. Una vez lo tienes, ya no hay forma de despegarte de él. Yo llevo usando camino casi ya de 1 año, una pulsera de Garmin y es muy cómoda. Sobre todo ver las horas de sueño y gestionar la actividad física. El próximo paso es el reloj GPS para cuando salgo a correr que aún sigo tirando con la aplicación Endomondo.

    A seguir caminando y que no pare el monitoreo 🙂

  2. Información Bitacoras.com

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