Afrontar una ciudad que ya has visitado puede resultar complicado. ¿Caeré en la tentación de regresar a los mismos lugares? ¿Perderé la pasión de la primera vez? ¿Será todo tan mágico como entonces? Esas dudas me rondaban la cabeza antes de mi segundo viaje a Roma.

No obstante, si Roma se ha ganado el apelativo de la ciudad eterna es por un buen motivo. Es un destino inagotable, con mil caras y siempre listo para sorprender al viajero en cualquier época del año. «¡Qué diantres, además es Navidad!»

Escaparate de Fendi en Roma en Navidad

El primero en recordarnos que acabábamos de llegar a Roma fue un monumental atasco. Es uno de los motivos por los que prefiero descubrir sus vías a pie o en metro. «Hoy inauguran las luces de Navidad»- nos comentaba el taxista con una mueca mezcla de resignación y buen humor. Menudo parole tenía el amigo.

Aunque la palabra glamour es un anglicismo, los italianos entienden un rato largo de pompas y fastos. Lo descubrimos tras dejar las maletas y volver al lugar del crimen, digo del atasco. El cruce entre las reinas del baile, via del Corso y Condotti. Allí la palabra lujo cobra todo su sentido, así que para celebrar la llegada de la fiesta más consumista del año habían colocado un enorme abeto engalanado frente a la sensacionalmente decorada tienda de Fendi. Así se las gastan los ricos para celebrar la Navidad, que no falte de nada.

Plaza de San Pedro en el Vaticano en Navidad

Pero no olvidemos que la Navidad es una festividad religiosa. Roma tiene más de mil iglesias, entre las que sobresale la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Allí también había un enorme, aunque ligeramente torcido, abeto. El nacimiento de Jesús se celebra por todo lo alto en este lugar sagrado. Por eso, gran parte de la descomunal basílica barroca estaba vallada para dar cabida a los actos litúrgicos oficiados por Ratzinger durante la Navidad.

Consumo y religión, pero ¿qué pasa con los niños? Ellos deben ser los protagonistas de la Navidad en cualquier parte del mundo y en Roma no iban a ser una excepción. También existen lugares para que los pequeños se lo pasen en grande y los papás no se vuelvan locos sin saber que hacer en sus casas.

Castañas asadas en Roma

En este sentido, nos encantó el mercadillo navideño que habían instalado en Piazza Navona. Pequeños puestos de artesanía intentan llamar la atención entre tiovivos y casetas de feria. También hay tenderetes con delicias italianas, aunque Roma en Navidad no huele a pasta o a pizza, sino a castañas asadas. Enormes y deliciosas castañas asadas.

En definitiva, Roma se pone guapa en Navidad. No importa si paseas por el Coliseo, la Piazza del Campidoglio o el Vaticano. En cualquier rincón habrá un abeto, unas luces o un detalle que te recuerde que es hora de celebrar la Navidad. Nos guste o no, es una época del año en la que las ciudades tienen una magia y un color muy especial.

Mercadillo navideño en Piazza Navona

Jingle bell, jingle bell, jingle bell rock
Jingle bells swing and jingle bells ring
Snowing and blowing up bushels of fun
Now the jingle hop has begun

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Pau García Solbes
Soy periodista y bloguero de viajes profesional. Soy Licenciado en Ciencias de la Información en la especialidad de Periodismo. He trabajado y colaborado en numerosos medios de comunicación en temas relacionados con Internet, nuevas tecnologías y turismo. Además, soy co-autor del libro Viajar con niños, el manual para preparar tus vacaciones en familia de La editorial viajera.

24 COMENTARIOS

  1. Dice Paul Therou»el pasado al que no se vuelve, crea un bucle en los sueños que uno tenga». A menudo pienso en los sitios en los que he estado y a los que regresaría y no me salen las cuentas, creo que me faltan años. Volver es revivir, y volver a una ciudad es reencontrarse. Así que reencontrarse con Roma debe ser alucinante. Yo no he estado nunca pero ya tengo previsto todo lo que haría si algún día estoy por allí. Me imagino como dentro de «Caro Diario» de Nani Moretti, montado en una vespa un caluroso agosto mientras la vida fluye y se obstruye en la capital del Imperio.

    Un abrazo…

    • A mí también me pasa que me encantaría regresar a muchísimos sitios en los que he estado a gusto. Pero como bien dices, necesitaríamos varias vidas y hay tantos lugares nuevos por descubrir.

      Gracias por el comment y un abrazo!

  2. Qué bonita Roma en Navidades. Si ya lo es normalmente, se ve preciosa con las luces, los abetos y los mercadillos. Ojalá algún año pueda hacer realidad mi sueño de pasar las navidades en otros países jejeje. Un saludo y gracias por el post 🙂

  3. Roma no solo es eterna… es también interminable. Conozco pocas ciudades en las que puedas estar tantos días viendo cosas interesantes y no cansarte ni repetir. Y en Navidad, como dices, gana mucho más. Un abrazo

    • Ninguna ciudad en el mundo tiene un pasado tan rico como el de Roma y del que queden tantos vestigios. Necesitaríamos muchos meses para empezar a tomarle el pulso.

  4. Roma (al igual que Kyoto) es una de las pocas ciudades del mundo en la que me gustaría vivir una temporada. Me ha gustado la imagen del mercado navideño en la Piazza Nabona, siempre he ido en verano y se me hace extraño ver un árbol de Navidad al lado del Colisseo:

    Un saludo,

    • Curiosamente has citado dos de mis ciudades favoritas 😀

      Nosotros hemos ido las dos veces en otoño. Pese a que estábamos casi en Navidad nos hizo un clima estupendo.

    • En Roma siempre hay gente, da igual la época del año.

      Es una ciudad con muchísimo turismo español y como esta vez era puente en España estaba lleno de conciudadanos.

  5. Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Afrontar una ciudad que ya has visitado puede resultar complicado. ¿Caeré en la tentación de regresar a los mismos lugares? ¿Perderé la pasión de la primera vez? ¿Será todo tan mágico como entonces? Esas dudas me rondaban la …..

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