Algunos ídolos de mi infancia alcanzaron la gloria bajo el Arco del Triunfo. Perico Delgado o Indurain saborearon las mieles de la victoria en París y nos endulzaron muchas tardes a los españolitos.

Ver como uno de los nuestros conquistaba las carreteras de Francia era un sueño. Entonces ganar en los Campos Elíseos era casi una quimera y el ciclismo era un deporte importante al que la sombra del dopaje todavía no lo había atizado una estacada mortal. De pequeño me decía que tenía que ver aquel monumento sí o sí.

Los Campos Elíseos desde el Arco del Triunfo

Afortunadamente, estos últimos años, han cambiado mucho las cosas en el mundo de los viajes y encontrar vuelos económicos a París no es una odisea. Vueling, EasyJet o la infame Ryanair han acortado distancias, y sobre todo han abaratado los precios, así que era cuestión de tiempo que Vero y yo nos plantáramos ante el famoso arco.

Y la ocasión llegó. Veníamos con una sonrisa de oreja a oreja tras visitar el Louvre. Nuestro siguiente objetivo era el Museo d’Orsay, pero el tiempo nos había otorgado una pequeña tregua y, a pesar del frío, el sol borraba el gris del cielo para teñirlo de azul. «Mejor vamos a dar un paseo por los Campos Elíseos».

París y la Torre Eiffel desde el Arco del Triunfo

Pese a las temperaturas bajas que nos acompañaron durante todo el viaje a París, la caminata fue deliciosa. La avenida más célebre del planeta estaba a rebosar. Desde la Place de la Concorde a la Charles de Gaulle estaba atestado de puestecillos callejeros que añadían más ambiente, si cabe, a una calle ya bastante animada de por sí.

Entre paso y paso es inevitable que la mirada se vaya fijando en edificios que están diseñados para llamar la atención del viajero. La colección es de auténtico lujo. El Petit Palais y el Grand Palace, compiten con las tiendas de las firmas más glamurosas de París.

El punto de partida o el final, según se mire, es el imponente Arco del Triunfo. Lo habíamos visto muchas veces en la tele detrás de Indurain. Pero ni eso ni los viajes que lleves en el pasaporte, importan para sentirte un liliputiense ante una mole de 50 metros de alto por 45 de ancho. Es el epicentro de la rotonda más grande del mundo.

Vistas de los Campos Elíseos desde el Arco del Triunfo

Después de contemplarlo desde varios ángulos, decidimos probar suerte e intentar subir al mirador. Queríamos acabar con el mal fario que habíamos tenido hasta el momento con las vistas panorámicas por culpa de la niebla. La entrada se vende en el pasaje subterráneo que sale a los Campos Elíseos por el lado de los números pares.

Enseguida vimos una enorme cola de gente que quería comprar la ticket. Cuesta 9 euros, aunque nosotros teníamos el Paris Museum Pass. En ese instante fue como ir vestidos con el mítico maillot amarillo, ya que gracias a la tarjeta evitamos las tediosas esperas.

Luego peldaño a peldaño alcanzamos la cumbre y llegó la hora de disfrutar. Lo más impactante son las vistas privilegiadas de París. Desde arriba, es espectacular contemplar la forma de estrella que tiene la Place Charles de Gaulle, y como parten de sus esquinas enormes avenidas que parecen estelas. Todo es diminuto, excepto algunos iconos como la Torre Eiffel o La Defense.

Tumba del soldado desconocido en París

Una vez allí es imposible obviar el origen bélico del Arco del Triunfo. El propio Napoleón lo encargó a principios del siglo XIX tras su victoria en la Batalla de Austerlitz. Todo recuerda a guerras del pasado y a conquistas forjadas con las vidas de muchos inocentes. A sus pies, se sitúa la tumba al soldado desconocido cuyo fuego recuerda a las víctimas de la Primera Guerra Mundial.

Pese a todo se ha convertido en un icono mundial y en una visita imprescindible en los viajes a París. Yo prefiero asociarlo a otras batallas menos sangrientas y que culminaban con Miguelón o Perico luciendo el amarillo.

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Pau García Solbes
Soy periodista y bloguero de viajes profesional. Soy Licenciado en Ciencias de la Información en la especialidad de Periodismo. He trabajado y colaborado en numerosos medios de comunicación en temas relacionados con Internet, nuevas tecnologías y turismo. Además, soy co-autor del libro Viajar con niños, el manual para preparar tus vacaciones en familia de La editorial viajera.

10 COMENTARIOS

  1. Muy buen apunte ese del pase y pasar de las colas como campeones. Muchas ganas que tengo de conocer Paris como es debido y este monumento es de los imprescindibles, por historia, por las vistas.. mola!

    • Es interesante lo del pase de museos, pero hubo lugares en los que había tanta cola que no lo dejaban utilizar. Aunque sólo por ahorrarte las colas de Louvre, merece la pena.

  2. A mi me impactó cuando lo vi porque no lo esperaba tan grande. Lo ves toda la vida por la tele pero sin ser consciente de la magnitud real. De todas formas, lo que más me gustó fueron las vistas desde arriba tras la ardua subida. Creo que vale la pena subir al menos una vez en la vida. Buenas fotos, Pau.

    ¡Un saludo!

  3. Ooohhh!!! Qué recuerdos me trae este artículo de París… Me encanta esta ciudad pero he de volver porque me faltan muchísimas cosas por ver como subir al Arco de Triunfo y poder contemplar las vistas de la ciudad desde allí. Seguiré vuestras recomendaciones y también me sacaré el París Museum Pass. ¡Un saludo!

    • Bienvenida a ‘el pachinko’, a nosotros también nos quedaron muchísimas experiencias que vivir en París, así que volveremos seguro 😉

  4. Información Bitacoras.com…

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