Aguilas en el Valle de Kathmandu

Como ya he comentado en otros posts, el viaje a Nepal nos fascinó. Es un país muy conocido por los míticos Himalayas y por el bullicio de Kathmandú. Sin embargo, hoy hablaré de una de las visitas que más nos gustó, la excursión a la zona de Nagarkot.

Está zona está emplazada en el valle de Kathmandú, a una hora en autobús más o menos. La distancia en kilómetros es corta, pero pasas del ajetreo de la ciudad a la paz infinita de las montañas en cuestión de segundos. El viaje es más bien movidito, ya que los caminos son de cabras y los autobuses nepalíes no destacan precisamente por su sistema de tracción. En una de las curvas empinadas decidimos parar y realizar el último trecho del viaje a pie. Casi volcamos.

Ascendiendo a Nagarkot

A pesar de este pequeño incidente, el recorrido es espectacular en todos los sentidos. Curva a curva vas ascendiendo hasta llegar a la zona montañosa. El camino es precioso. Valles verdes plagados de campos de arroz. Sin duda, una imagen onírica que gracias a las nubes nos hicieron sentir muy cerca del cielo. Al bajar del autobús, andamos una senda estrecha hasta llegar a una especie de hotelito. Nada más salir del autobús respiramos un aire muy puro de montaña.

El hotelito estaba situado a más de 2.500 metros de altitud. Los lugareños decían que mucho más. Había un mirador magnífico para contemplar los Himalayas. Lástima que las nubes de los monzones nos privaran de una vista de ensueño.

Aldeas del Valle de Kathmandú

Una vez llegados a la cima, obtuvimos la recompensa de la comida. Aunque en Kathmandú os vendan carne de yak, debéis saber que sólo es posible encontrarla a altitudes muy grandes. En ese caso nos conformamos con un plato de búfalo con patatas y verduras, regado con una rica cerveza nepalí. Delicioso.

Pero lo mejor de comer a más de 2.500 metros de altitud fueron las vistas y la compañía. El hotel está encastrado en el valle que preside un mirador incomparable. De repente, recibimos la visita de decenas de grandes aves rapaces. Yo no soy ningún experto en ornitología, pero ante nosotros teníamos una numerosa bandada de águilas o halcones de gran tamaño. Una sensación indescriptible.

Valle de Kathmandú

La lluvia monzonica nos despidió de Nagarkot. Hicimos una parte de la vuelta a pie. La zona es fantástica para practicar el trekking. Eso sí id con ojo, porque a un chico de nuestro grupo se le engancho una sanguijuela. Todo quedó en una anécdota, ya que con la quemadura de un cigarrillo se soltó fácilmente.

Lo dicho, si vais por Nepal, no dejéis de visitar esta zona. Paisajísticamente merece mucho la pena y os permitirá desconectar del mundanal ruido.

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Pau García Solbes
Soy periodista y bloguero de viajes profesional. Soy Licenciado en Ciencias de la Información en la especialidad de Periodismo. He trabajado y colaborado en numerosos medios de comunicación en temas relacionados con Internet, nuevas tecnologías y turismo. Además, soy co-autor del libro Viajar con niños, el manual para preparar tus vacaciones en familia de La editorial viajera.

3 COMENTARIOS

  1. @Nora, desde luego que era un lugar muy tranquilo, no había casi gente.

    @Niji, las vistas eran fantásticas, desde lo alto te sientes libre.

    Gracias por vuestros comentarios!!!

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