El templo Todai ji de Nara

Mentiría si os dijera que lo que menos me gusta es escribir sobre nuestros viajes a Japón. Aunque lo haga con menos asiduidad que antes, todavía me quedan muchas historias por compartir con vosotros, pues un día de viaje en el país del sol naciente da para muchas anécdotas, ¿verdad?

De Nara os he hablado bien poco, y eso que es una de las ciudades que no puede faltar en ningún itinerario por Japón. De entre sus joyas, la más conocida es el templo budista Todai ji, nuestro protagonista de hoy.

Llegar hasta este enorme templo es bastante sencillo. Primero porque Nara no es demasiado grande comparada con otras mega-urbes japonesas. Y segundo, porque es lo más conocido de la ciudad y quizás de toda la región de Kansai. Nosotros fuimos a pie desde la estación JR de Nara y la verdad es que merece la pena porque se trata de un paseo muy agradable… pese a los ciervos.

Entrar al templo es gratuito excepto a la Daibutsu-den, que cuesta sólo 500 yenes. Pese a que es muy turístico y está repleto de escolares y guías vociferando, el Todai ji es impresionante por su tamaño y belleza. Se trata del edificio de madera más grande del mundo. Y es así de descomunal desde la entrada, ya que las puertas Nandai-mon y sus guardianes tallados en madera son una auténtica obra de arte.

La joya de la corona del Todai ji es la Daibutsu-den, que en su interior aloja uno de los mayores figuras de bronce que existen en el mundo. El Buda mide unos 16 metros de alto, y fue fundido con 437 toneladas de bronce y 130 kilos de oro. No obstante, pese a su tamaño, no se ha librado de terremotos y calamidades. De hecho nos contaron que ha perdido la cabeza varias veces, y que la actual data del periodo Edo.

Si logras dejar de mirar al Buda por un instante, podrás darte cuenta de situaciones un tanto cómicas protagonizadas por las decenas de niños que lo rodean. Cerca del Buda hay una columna de madera con un agujero del tamaño del orificio de la nariz de la estatua. Los niños se lo pasan bomba atravesándola, pero a algunos adultos les cuesta horrores. Se dice que el que pase alcanzará la iluminación, de ahí la insistencia de algunos mayorcitos.

Además de el Daibutsu, el templo Todai ji de Nara cuenta con otras salas que en comparación con la del Buda salen un poco perjudicadas. También está el patio principal que es enorme y perfecto para tomar fotos de la gigantesca Daibutsu-den. Además, hay tiendas de souvenirs y cachivaches de todo tipo como colgantes de la suerte, o pinceles y papeles para practicar la caligrafía. Lo que mola aquí es ver como el maestro calígrafo hace de las suyas. Nosotros nos llevamos una de recuerdo.

En fin, que seguro que muchos de vosotros habéis visto el Todai ji, así que me gustaría que me contarais cómo os fue la visita. Nosotros tuvimos la gran suerte de visitarlo durante un aniversario y estaba precioso, todo cubierto de telas y banderas de colores. ¿Cómo os fue a vosotros?

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Pau García Solbes
Soy periodista y bloguero de viajes profesional. Soy Licenciado en Ciencias de la Información en la especialidad de Periodismo. He trabajado y colaborado en numerosos medios de comunicación en temas relacionados con Internet, nuevas tecnologías y turismo. Además, soy co-autor del libro Viajar con niños, el manual para preparar tus vacaciones en familia de La editorial viajera.

12 COMENTARIOS

  1. @Marisoru, Nara es preciosa, lo único que no me gustan son los ciervos que me dieron mucha alergia, así que pasamos de comprarles galletas.

    Habrá post del Santuario Kasuga 😉

  2. Pues creo que Nara, siendo la primer capital de Japón, posee una gran riqueza. El templo es maravilloso, también el Santuario Kasuga. Algo curioso que nos pasó por estar distraídos, es que compramos galletas y cuando nos disponíamos a comerlas un turista español nos dijo que eran para los ciervos…qué salvada! nos evitó pasar vergüenzas 🙂

  3. @Ale, jajaja muy buena reflexión, sobre los templos, las estatuas y las sobrinitas.

    Quizás tú al vivir allí estás más acostumbrado, pero a mí sí que me impactó bastante.

  4. Yo tuve la suerte de disfrutar de mi primera visita con unas sobrinitas que cabían por el agujero de la columna (equivalente al de la nariz de la estatua).
    Pero no veo el sitio como obligatorio para cualquiera que viaje a Japón. Es un templo. Con una estatua. Mola más que otros pero es un templo. Con una estatua 🙂

  5. @El Capitán, es que Goku puede estar en cualquier parte jejeje

    Menos mal que no intentaste lo del agujero, yo tampoco por ancho, tú por alto 😉

  6. Un caluroso agosto andaba yo por ahí Nara, y me dije, venga va, vamos a ver el Todai-ji que no tenemos nada mejor que hacer xDDD

    Es coña, es un «must» visitarlo, la figura del Buda es espectacular y es divertido ver los dramas de la gente para pasar por ese agujero. ¡Una de mis compañeras de viaje lo consiguió! Pero no me atreví.

    Por cierto, estand ahí tuve un encuentro TLQM, ¡Son Goku!

    En realidad era una niña con un disfraz muy currado 😉

  7. @Turris, qué bueno lo del programa de tele. La verdad es que a todos nos ha entrado Japón por los ojos, pero lo tuyo con el Tōdai-ji es muy curioso. Gracias por compartir tu experiencia y los datos sobre las reconstrucciones.

    @Chiqui, macho qué me has metido en la bebida 😉

  8. Ains! Qué decir del Tôdai-ji!?
    Pues que fué uno de los primeros detonantes para querer ir a Japón. Lo «descubrí» allá por 1994 por TV, cuando se celebraron allí unos megaconciertos organizados por la UNESCO, The Great Music Experience.
    Ver ese edificio enorme me impresionó tanto o más que el espectáculo que allí se organizó. Fue acabar de ver el concierto y pensar: «algún día yo también estaré allí, seguro!»

    Tengo entendido que el edificio actual es la última de las múltiples reconstrucciones del mismo (no os extrañe, los tifones, los terremotos y, sobretodo, los incendios han hecho estragos en la arquitectura tradicional japonesa) y que éste alcanza sólo el 60% del tamaño del original.
    Eso se merece un «woooooooh» en toda regla, no!?

    Fui allí en agosto, un día con un sol radiante y un calor sofocante, que supongo apaciguó un poco a los ciervos.
    Tuve suerte porque no había mucha gente y el paseo fue delicioso.
    Desde el Tôdai-ji os podéis llegar paseando al Kasuga Taisha (Shinto) con sus farolillos de bronce que sólo se encienden contadas noches al año y sus miles (si, si! miles!!) de linternas de piedra que marcan el camino hacia él.

    Como bien dice Pau, un punto indispensable en un itinerario por Japón.

  9. Información Bitacoras.com…

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