William Shakespeare escribiĂł en su Hamlet que «el universo tiene mĂșltiples historias, cada una de ellas determinada por una diminuta nuez. PodrĂa estar encerrado en una cĂĄscara de nuez y sentirme rey de un espacio infinito». Esta frase podrĂa resumir perfectamente las sensaciones que tienes tras visitar el diminuto pero extraordinario Micromundi, el Museo de Miniaturas y Microminiaturas de BesalĂș en la Costa Brava.
En esta peculiar sala expositiva nada es lo que parece a simple vista, no te tienes que fiar ni de las apariencias ni del tamaño de las cosas. Es casi una obligaciĂłn ser curioso y dejar volar la imaginaciĂłn para sentir la magia microscĂłpica que naciĂł de la mente de un genio como el joyero LluĂs Carreras. Una visita ideal para los que viajamos con niños, pero que sorprenderĂĄ al mĂĄs escĂ©ptico de los adultos.
CĂłmo llegar al Museo de Miniaturas de BesalĂș
BesalĂș es de esos pueblos medievales de la Costa Brava que merecen una visita por su asombrosa belleza (tal y como nos cuentan en GuĂas Viajar). EstĂĄ ubicado en la comarca de la Garrotxa asĂ que puede servir de escape en verano tras unos dĂas de playa o aprovechar para reponer fuerzas en otoño tras caminar por los paisajes volcĂĄnicos que hay en la zona.
La localidad estĂĄ situada a unos 40 minutos en coche desde Girona y a hora y media desde Barcelona. El Museo de Miniaturas de BesalĂș esta en el corazĂłn del municipio, justo en la Plaza de Sant Pere, 15. Probablemente pase desapercibido ante otras construcciones de piedra, pero merece la pena hacer una parada en este edificio pintazo de color rojizo. El precio de la entrada es de 4,90 euros. En verano abre todos los dĂas de 10:00 a 20:00 horas, pero en invierno cierra los lunes y los horarios son mĂĄs restrictivos (suelen cerrar a las 15:00 horas).
Visita al Museo de Miniaturas de BesalĂș
El Museo de Miniaturas de BesalĂș cuenta sĂłlo con tres pequeñas salas donde se exponen sus obras de arte diminutas. Antes de cruzar la puerta es importante ponerte en la piel de un niño pequeño que va a descubrir algo por primera vez. QuizĂĄ te encuentres con piezas tan increĂbles como 12 camellos caminando por el ojo de una aguja, a Pinocho y todo el taller de Gepeto dentro de una cĂĄscara de pistacho o la Torre Eiffel sobre una semilla de amapola.
La visita empieza en una sala donde se exhiben reproducciones de comercios y tiendas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX a escala 1:12. Aunque se cuida todo hasta el mĂĄs mĂnimo detalle, esta quizĂĄ sea la parte menos sorprendente del museo, ya que es posible que ya hayas visto algo parecido en otros lugares del mundo. AĂșn asĂ es importante fijarse porque las piezas tienen matices infinitos y estĂĄn muy bien elaboradas. A mĂ me gustaron especialmente la farmacia del siglo XIX o la tienda de souvenirs mexicana.
Superada la primera sala, viajamos a universos mĂĄs pequeños para los que necesitaremos de la ayuda de una lupa. Ni una hormiga se sentirĂa cĂłmoda viviendo en esos micromundos, pero para el visitante es una experiencia que comienza a ser fascinante. A travĂ©s de las lentes tienes que intentar descubrir piezas con escalas que van desde el 1:100 al 1:500. Un habilidoso elefante que hace equilibrios sobre un alfiler, un homenaje al cine y al mismĂsimo Charles Chaplin o el Arca de NoĂ© con todos sus animales dentro de una cĂĄscara de nuez te dejarĂĄn de piedra.
Redoble de tambores y «mĂĄs difĂcil todavĂa». La Ășltima sala del Museo de Miniaturas de BesalĂș es la que realmente justifica el precio de la entrada y donde ÂŽlo realmente imposible se vuelve real. PodrĂĄs ver a travĂ©s de lupas creaciones que son autĂ©nticas obras maestras a una escala que reduce la realidad mĂĄs de 100.000 veces. Estas microminiaturas requieren de una precisiĂłn y concentraciĂłn casi inhumanas. De hecho, hay muy pocas personas en todo el mundo capaces de elaborar estas joyas.
Artistas como LluĂs Carreras deben ser capaces de controlar su cuerpo hasta extremos insospechados. Para elaborar piezas como las que se exponen en esta sala deben ir paso a paso, controlando la respiraciĂłn y los latidos del corazĂłn para que todo salga a la perfecciĂłn. Microminiaturas que tardan en terminarse hasta varios meses pero que son capaces de sorprender a todo el mundo. Piezas como una locomotora y sus vagones en el ojo de una aguja, carabelas navegando por un mar que no es otra cosa que el ala de un insecto o joyas con forma de escarabajo de un milĂmetro de tamaño. Ver para creer.
Lo real y lo irreal se dan de la mano en el Museo de Miniaturas de BesalĂș, una sala que se puede visitar en pocos minutos pero que te harĂĄ viajar a los confines de decenas de universos microscĂłpicos. Un pequeño tesoro como los muchos que puedes descubrir en un viaje a la Costa Brava. ÂżTe atreves a creer en la magia?
Quiero agradecer al Patronato de Turismo Costa Brava Pirineu de Girona su ayuda para descubrir este diminuto pero maravilloso museo.