Las mil caras divertidas de Platja d’Aro

A estas alturas de la película creo que todos sabéis que somos unos enamorados de la Costa Brava. En la incursión de este año (porque hay que volver al menos una vez al año) tocó explorar la parte sur de la provincia de Girona y «catar» los pueblos y ciudades costeras de esta bella zona de Cataluña.

En este viaje a la Costa Brava la localidad que más nos sorprendió fue Platja d’Aro, principalmente porque no esperábamos toparnos con tantas caras diferentes en tan poco espacio geográfico. Hasta ocho hermosas playas y calas, senderos mágicos que bordean el mar en los bucólicos Camins de Ronda, la elegancia arquitectónica de S’Agaró, su coqueto conjunto medieval en Castell d’Aro, su apabullante oferta comercial… y por supuesto la gran variedad de propuestas para los que viajamos con niños.

Platja d’Aro es uno de los destinos de turismo familiar de Cataluña (DTF), un sello que reconoce aquellos municipios que apuestan por alojamientos, restauración y actividades lúdicas especialmente enfocadas y adecuadas para los más pequeños de la casa. Por si decidís viajar a esta joya del sur de la Costa Brava, vamos a contaros todo lo que vivimos allí.

Castellers y Cavalls de Menorca

Nada más aparcar el coche nos acercamos hasta la zona de tiendas de la ciudad que hay en la Avinguda del Cavall Bernat. Nuestros ojos se salieron de las órbitas cuando vimos que había una exhibición de castellers a cargo de la Colla Els Minyons de Sta. Cristina d’Aro. Por muchas veces que lo veamos nunca dejará de sorprendernos. El sentimento y la pasión que pone toda la colla para lograr su objetivo es inenarrable. Sin duda, una de las señas de identidad culturales de Cataluña que más nos llegan al corazón.

Tras los castellers hubo un espectáculo muy ruidoso, caótico y vanguardista a cargo de los Cavalls de Menorca. Percusión a todo volumen, movimientos un tanto histriónicos, ritmo (mucho ritmo) y energía a raudales para dejar al público con la boca abierta viendo a los «caballos-humanos».

A pillar energías en El Racó

Tras les exhibiciones nos entró hambre y aunque era temprano quisimos comer antes de que Teo y Oriol se impacientaran. El lugar que escogimos fue El Racó, una pizzeria mediterránea muy enfocada al público familiar donde fusionan la gastronomía italiana y catalana.

Todavía se nos saltan las lágrimas de alegría al recordad la crema de zanahoria y cheddar, la crêpe Coccote, la pasta con tomagte, ajos, alcaparras, aceitunas, anchoas y guindillas o los postres tan suculentos que degustamos. Además, es de esos sitios que cuidan todos los detalles con entretenimientos y atención muy cuidada para los peques.

El Camí de Ronda, imprescindible

Para bajar la suculenta comida decidimos dar una serie de caminatas. La primera por los incomparables Camíns de Ronda. Paseamos plácidamente desde Sa Conca a la playa del Racó de S’Agaró. Esta ruta tiene un gran encanto natural, pero también arquitectónico.

Los pinos retorcidos, las rocas y el mar no faltan en este tramo de unos dos kilómetros que se recorre en una media hora. No obstante, la mirada va de un lado a otro, pues las olas y el sonido del mar compiten con casas de una belleza arquitectónica muy típica de la zona. La urbanización de S’Agaró es una de las más nobles de Girona, así que no te extrañe si tienes la sensación de estar repasando las páginas de una revista de arquitectura, interiorismo o decoración.

El embrujo medieval de Castell d’Aro

Por si no habíamos tenido bastante con los Camins de Ronda, decidimos aventurarnos por los callejones de Castell d’Aro. La piedra es la gran protagonista en esta serie de sendas empinadas que en las fiestas de guardar se engalanan para representar el Belén Viviente o el Mercat Medieval.

Entre esos muros donde jugamos a ser caballeros y princesas también encontramos un hueco para visitar el Museu de la Nina. Fue muy curioso porque encontramos muñecas de muchos de los lugares a los que habíamos viajado, así que fue como dar una vuelta al mundo a través de estos juguetes.

Can Juanals, del campo a la mesa

Y por si no habíamos tenido suficiente con un paseo por els Camins de Ronda y otro por la zona medieval, nos animamos con una tercera caminata desde Castell d’Aro a Can Juanals. Se trata de una finca que tiene su propio huerto ecológico y que venden productos que saben y huelen de otra forma.

Lo que más nos llamó la atención fueron las mermeladas artesanas Les Eroles, ya que pudimos comprobar de primera mano que se elaboran a la antigua usanza y sin aditivos. Puro sabor que va directo del campo a la mesa. El camino es precioso y nada te hace pensar que estás en una localidad costera, más bien en una campiña de la Bretaña.

Y los peques disfrutaron del PP’S Park

Aunque Teo y Oriol no habían tenido casi tiempo de aburrirse, la última parada del día estaba especialmente pensada para ellos. El PP’S Park es un parque infantil repleto de juegos y atracciones para pasar una tarde divertida en familia. Colchonetas, autos de choque, toboganes, balancines, trenes, aquaball… todo lo que te imagines.

Nosotros ya veníamos con la ración de esparcimiento por las nubes, pero tenemos comprobado que si dejas a un niño en un lugar como PP’S Park le cambia por completo el estado de ánimo y saca una fuente de energía descomunal de su interior que le hace subir a una atracción detrás de otra. Imposible sacarlos de allí.

Camping Valldaro, el colofón a un gran día

Hay que ver cómo ha cambiado el tema de los campings desde que dejamos de ser boyscouts. El Camping Valldaro en Platja d’Aro está considerado uno de los mejores del Mediterráneo y no nos extraña. Es como una mini-ciudad con todo lo necesario para descansar y pasarlo bien. Además, nosotros siempre lo recordaremos como el primer camping en el que nos quedamos con nuestros peques.

Lástima que no tuviéramos más tiempo para disfrutar de sus instalaciones, ya que el Valldaro está enclavado en un entorno envidiable y tiene piscinas, jacuzzi, un espacio zen, buenos restaurantes, parques infantiles, zona de karts, salones recreativos, mini-golf… todo para pasar unas vacaciones increíbles.

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Queremos dar las gracias a la Agència Catalana de Turisme por ayudarnos a descubrir Platja d’Aro, uno de los 15 destinos de turismo familiar de Cataluña (DTF).