Siempre hemos dicho que en los viajes con niños se tienen que repartir las experiencias entre las predilecciones de los papás y los peques. El que parte y reparte se queda con la mejor parte, aunque últimamente Teo es el que sale ganando en este juego con diferencia. La mayoría de visitas que hacemos están pensadas para él, si bien muchas veces nos sorprendemos viendo como disfruta también recorriendo lugares que inicialmente están más enfocados a los adultos.

Y es que estando de viaje por Cantabria, no nos pudimos resistir a explorar alguna de sus joyas subterráneas. Se calcula que en las profundidades de esta región hay más de 6.500 cuevas repartidas por el subsuelo, muchas de las cuáles son visitables. La Cueva de Altamira en Santillana del Mar es la más insigne de todas, pero en Cantabria se localizan hasta diez cuevas que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Cueva de El Pendo en Cantabria

Antes de enfundarnos el traje de espeleólogos es muy recomendable explicarle a Teo en qué va a consistir la visita a las Cuevas de El Soplao o El Pendo, sin embargo, algunas veces es complejo hacerle entender a un niño de cuatro años la importancia de una pintura rupestre o de una cavidad insólita plagada de estalactitas y estalagmitas. Si fuera un poco mayor, utilizaría las referencias de Julio Verne y su Viaje al Centro de la Tierra, pero siendo tan pequeño nos toca recurrir a las pelis de dibujos animados actuales, ya que Los Picapiedra tampoco se encuentran en su inventario de series preferidas.

«Teo, nos vamos a meter en la casa de Los Croods. Seremos cavernícolas» Esa fue la explicación que acabó por convencer a nuestro hijo mayor, ya que Oriol con un añito tiene suficiente con ver los cambios de intensidad de la luz y sumarse con sus balbuceos a nuestros «oooohh», «alaaaaa», «miraaaaaa». Las onomatopeyas y el cine son un lenguaje universal.

Las maravillas geológicas de la Cueva de El Soplao

Cueva de El Soplao en Cantabria

La visita que más nos sorprendió con diferencia de todo el viaje a Cantabria fue la de la Cueva de El Soplao. Al salir de allí, padres y niños intercambiamos los papeles, pues no pudimos contenernos de la emoción ante lo que acabábamos de ver… no nos salían las palabras. Por mucho que intentemos esforzarnos en explicarlo es imposible transmitir las sensaciones que vivimos en aquel lugar. Hacía mucho tiempo que no nos emocionábamos tanto ante la grandiosidad de lo que vimos allí.

El Soplao está bajo las profundidades de la Sierra de Arnero y aunque el tesoro se esconde en el subsuelo, el recorrido de una hora desde Santander hasta allí es un compendio de postales verdes donde valles y montañas componen una estampa preciosa. La exploración de la cavidad comienza a lomos de un tren minero que te transporta hasta las entrañas de la tierra. Durante ese corto viaje es imposible evitar el cosquilleo en el estómago que te provoca estar a las puertas de divisar la Capilla Sixtina de la geología. Si viajáis con niños aseguraos de pillar una chaquetita aunque sea verano porque la temperatura desciende unos grados.

Formaciones de la Cueva del Soplao en Cantabria

La visita turística dura aproximadamente una hora, aunque el tiempo es muy relativo bajo tierra. Los espeleotemas que puedes ver en la Cueva de El Soplao han tardado más de 100.000 años en lograr su apariencia actual, y sin embargo lo que observas allí es tan palpitante que los 60 minutos de excursión se evaporan en un abrir y cerrar de ojos. Papás y niños caminábamos con la boca abierta por las pasarelas de la cavidad mientras contemplábamos las llamadas «excéntricas» y las sinuosas y peculiares formas con las que el tiempo y la presión han cincelado las estalactitas, estalagmitas, columnas, coladas… de nuevo nos unimos a Oriol y sus descripciones con onomatopeyas y balbuceos. Nuestra recomendación: ¡No te vayas de Cantabria sin visitar la Cueva del Soplao!

Pinturas rupestres en la Cueva de El Pendo

Arte rupestre en la Cueva de El Pendo, Cantabria

Cambiamos el casco y los arneses del espeleólogo por un simple taparrabos para disfrazarnos de cavernícolas, al menos de forma figurada.  Antes de llegar a la Cueva de El Pendo, ubicada cerca de Escobedo de Camargo, pasamos por los bucólicos Valles Pasiegos «los más verdes de España» según cuentan los lugareños. Como sucede con muchos de los grandes descubrimientos, esta cavidad se descubrió casi por casualidad. Lo insólito de El Pendo es que las pinturas rupestres no se divisaron hasta 1997, casi un siglo después del hallazgo de la cueva. Desde entonces han pasado por allí los arqueólogos y especialistas en bocetos prehistóricos más prestigiosos del mundo y también ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Las visitas a la Cueva de El Pendo son siempre guiadas y en grupos de unas 20 personas como máximo, aunque ese día no llegamos a la decena. Desde el centro de recepción se desciende a pie por un hermoso sendero en el que íbamos diciendo a Teo aquello de «nos vamos a meter en la casa de Los Croods» y es que poco tiene que envidiar a lo que puedes ver en una superproducción de cine. Con sólo cuatro añitos le intrigó aquello de explorar una caverna tan enorme a la que vas descendiendo por unas pasarelas y escalones que van iluminando conforme vas avanzando.

Oriol, Teo y Vero en la Cueva de El Pendo en Cantabria

El diamante en bruto de la Cueva de El Pendo son sus magníficas pinturas rupestres, en total 24 figuras de más de 20.000 años de antigüedad. Llaman poderosamente la atención las ciervas rojas y un caballo de vivos colores. A partir de ahí, hay que echarle mucha imaginación para comprender cómo vivían aquellos hombres prehistóricos en un lugar de dimensiones tan imponentes. Oriol decidió ponerse a cantar por el camino, pero Teo aguantó las explicaciones como si estuviera viendo una de esas pelis de animación que tanto le gustan. Además de ser muy interesante, la visita a estas impresionantes cuevas le servirá de preparación para el curso que viene, que es cuando empezará a conocer en el cole todo lo relacionado con las distintas etapas de la historia. ¿Quién dijo que viajar no es didáctico?

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Queremos dar las gracias a Turismo de Cantabria por ayudarnos a vivir una experiencia de película bajo tierra.

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Pau García Solbes
Soy periodista y bloguero de viajes profesional. Soy Licenciado en Ciencias de la Información en la especialidad de Periodismo. He trabajado y colaborado en numerosos medios de comunicación en temas relacionados con Internet, nuevas tecnologías y turismo. Además, soy co-autor del libro Viajar con niños, el manual para preparar tus vacaciones en familia de La editorial viajera.

7 COMENTARIOS

  1. Nosotros pasamos el puente de mayo en Cantabria con una niña de nueve años y un niño de cinco. A día de hoy les preguntas y lo que mas recuerdan son las cuevas del Soplao, y eso que del museo de Altamira no querían salir y Cabarceno lo disfrutaron muchísimo. Leer tu descripción de las cuevas fue como volver allí durante unos minutos. Maravilloso. Como no se podían hacer fotos en la sala que llaman de la opera le dije a mi hija que hiciera una con sus ojos y que la guardara bien para tenerla siempre solo tenia que cerrarlos y volver a verla cuando quisiera. Hace poco me dijo que aun la tenia. Un viaje a cantabria con niños es plenamente recomendable. Nosotros lo disfrutamos muchísimo. Gracias por recordarnos esos días a través de tus crónicas!

    • Muchísimas gracias por tus palabras y por compartir vuestra experiencia también aquí. Mis hijos son todavía muy pequeños para que se acuerden en el futuro, pero nosotros nos quedamos con los momentos de diversión y asombro que se llevaron de Cantabria.

  2. Información Bitacoras.com

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