Último viernes de marzo, así que vamos a despedir la semana con una de nuestras clásicas cervezas del mundo. Este mes es la primera y última, pues la actualidad no nos ha traído muy buenas noticias.
Pero como queremos recuperar la normalidad poco a poco vamos a bebernos una Calvinus, o mejor que sean dos. Se trata de una cerveza genuinamente suiza.
Tuve la ocasión de probarlas durante el reciente viaje a Ginebra, en un encuentro que compartí con Jorge, Flapy y Antonio Delgado. ¿Os imagináis qué dos se pidieron sendas cervezas?
Ya sabéis que muchas cervezas están ligadas a temas religiosos, pues se solían hacer en las abadías y monasterios. Esta está dedicada a Jean Cauvin, un reformista francés que la lió parda en Ginebra.
Las cervezas estaban riquísimas. Si en el tema viajero tiro sobre todo hacia Asia, en cuanto a cervezas me quedo con las europeas. Tienen una consistencia, unos aromas y un sabor con mucha personalidad.
Para acabar de rematar la jugada, la presentación de la Calvinus es una pasada. Viene con cierre de cantimplora, un detalle trivial, pero que a los cerveceros nos vuelve locos. La etiqueta está también muy currada y es diferente en su versión blanca y rubia ecológica.
Con un sorbo bien grande de la Calvinus nos despedimos hasta el lunes. Será una semana cargada de sorpresas. Os deseo a todos que paséis un buen fin de semana.
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